Reflexion: Tomando el perdón
Hay cosas que aunque se creen olvidadas no lo están. El ser humano tiene necesidades básicas y secundarias para sostenerse humanamente y para convivir en sociedad. De las básicas esta la identidad por ejemplo, pues sin ella no habría pertenencia, otra es guardarse del clima, eo stan las fisiológicas como dormir y comer entre otras.
Las secundarias son más complejas pero igual de necesarias. Digo complejas porque ellas intervienen en la salud del ser ya sea física o espiritual. Para no ir tan lejos hablemos de una necesidad secundaria y básica del ser. La necesitad de sentirse en paz consigo mismo, y con los demás. Si el corazón es temerosos de Dios pues en paz con Dios.
La necesidad de sentirse perdonado. Y de perdonar de corazón a quienes nos han herido hasta los tuétanos es básica para ser feliz. De lo contrario no hay felicidad. Hay quienes buscan esa paz en las drogas, el alcohol, la comida, el dinero etc. Sin embargo nunca la alcanzan porque las cosas materiales no dan paz en el alma, la paz la da el perdón.
La clave está en tomar el perdón para estar en paz con Dios y la consciencia. Cuando usted va sinceramente delante de Dios y pide perdón. El perdona. Pero si usted es recurrente aunque Dios lo perdone una y otra vez, su consciencia lo martillara porque sabe que usted no es sincero.
Sabe que no abandonado su deseo de erradicar de raíz eso que lo hace sentirse tan mal que lo obliga a arrepentirse y pedir perdón una y otra vez.
Cuando usted se abstiene de tomar el perdón puede ser recurrente en el daño, cuando usted no se perdona así mismo mucho menos podrá perdonar a otros. Es decir que abstiene el perdón de otros y se carga usted.
En otras palabras el corazón guarda ciertos resquemores y resentimientos escondidos, camuflados en el corazón. Y, un momento de ira o intenso dolor lo saca. Y te das cuenta que no eres sano.
Para ello hay que decirle a Dios que nos ayude a perdonar tomando ese perdón con fuerza y convencimiento, aun cuando quien nos atropello no lo pida y vague por la calle como si nada hubiese pasado. Porque es al afectado quien se enferma de rabia y rencor, mientras que el otro está orondo por la vida aparentemente feliz. Seamos libres de esas ataduras del corazón tomando el perdón que ya Dios nos concedió. Porque de lo contario, el no tomarlo es un circulo vicioso que se convierte en una llaga permanente que envenena el alma y nos hace duros de cerviz.
Eso cuando nos han hecho daño pero cuando ha sido al revés, cuando nosotros hemos herido y sabemos que eso nos quito una bendición que amábamos, es cuando con mayor razón debemos tomar ese perdón para no autodestruirnos por lo que hicimos. Y no dependiendo del perdón de otros sino tomando su perdón que se manifiesta en la paz consigo mismo, con Dios.
Confesando el sentimiento de amargura y tristeza que causo nuestro gran error. Y aunque el otro no quiera perdonarnos ya nosotros tomamos el perdón, y aunque no todo vuelva a ser como antes nuestro corazón está limpio pues pedimos perdón y lo tomamos lo que genero paz para con Dios, conmigo mismo y con el otro.
Por lo demás se libre de la dependencia de un perdón manifestado de labios, y ve ante Dios con un corazón contrito y humillado que este no rechaza Dios. Pues a quien se le pide perdón, debe estar igual de quebrantado para tomarlo, pero si no lo está ya Dios nos tomo es sus brazos y nos perdono.
Bendiciones
Autor: Paula Andrea Vega
www.levantatusmanos.blogspot.com
Las secundarias son más complejas pero igual de necesarias. Digo complejas porque ellas intervienen en la salud del ser ya sea física o espiritual. Para no ir tan lejos hablemos de una necesidad secundaria y básica del ser. La necesitad de sentirse en paz consigo mismo, y con los demás. Si el corazón es temerosos de Dios pues en paz con Dios.
La necesidad de sentirse perdonado. Y de perdonar de corazón a quienes nos han herido hasta los tuétanos es básica para ser feliz. De lo contrario no hay felicidad. Hay quienes buscan esa paz en las drogas, el alcohol, la comida, el dinero etc. Sin embargo nunca la alcanzan porque las cosas materiales no dan paz en el alma, la paz la da el perdón.
La clave está en tomar el perdón para estar en paz con Dios y la consciencia. Cuando usted va sinceramente delante de Dios y pide perdón. El perdona. Pero si usted es recurrente aunque Dios lo perdone una y otra vez, su consciencia lo martillara porque sabe que usted no es sincero.
Sabe que no abandonado su deseo de erradicar de raíz eso que lo hace sentirse tan mal que lo obliga a arrepentirse y pedir perdón una y otra vez.
Cuando usted se abstiene de tomar el perdón puede ser recurrente en el daño, cuando usted no se perdona así mismo mucho menos podrá perdonar a otros. Es decir que abstiene el perdón de otros y se carga usted.
En otras palabras el corazón guarda ciertos resquemores y resentimientos escondidos, camuflados en el corazón. Y, un momento de ira o intenso dolor lo saca. Y te das cuenta que no eres sano.
Para ello hay que decirle a Dios que nos ayude a perdonar tomando ese perdón con fuerza y convencimiento, aun cuando quien nos atropello no lo pida y vague por la calle como si nada hubiese pasado. Porque es al afectado quien se enferma de rabia y rencor, mientras que el otro está orondo por la vida aparentemente feliz. Seamos libres de esas ataduras del corazón tomando el perdón que ya Dios nos concedió. Porque de lo contario, el no tomarlo es un circulo vicioso que se convierte en una llaga permanente que envenena el alma y nos hace duros de cerviz.
Eso cuando nos han hecho daño pero cuando ha sido al revés, cuando nosotros hemos herido y sabemos que eso nos quito una bendición que amábamos, es cuando con mayor razón debemos tomar ese perdón para no autodestruirnos por lo que hicimos. Y no dependiendo del perdón de otros sino tomando su perdón que se manifiesta en la paz consigo mismo, con Dios.
Confesando el sentimiento de amargura y tristeza que causo nuestro gran error. Y aunque el otro no quiera perdonarnos ya nosotros tomamos el perdón, y aunque no todo vuelva a ser como antes nuestro corazón está limpio pues pedimos perdón y lo tomamos lo que genero paz para con Dios, conmigo mismo y con el otro.
Por lo demás se libre de la dependencia de un perdón manifestado de labios, y ve ante Dios con un corazón contrito y humillado que este no rechaza Dios. Pues a quien se le pide perdón, debe estar igual de quebrantado para tomarlo, pero si no lo está ya Dios nos tomo es sus brazos y nos perdono.
Bendiciones
Autor: Paula Andrea Vega
www.levantatusmanos.blogspot.com
Cuanta razón tienes Paula. El ser humano está lleno de necesidades que desea cubrir a su manera más encima... que absurdos que somos. Cuántas veces necesitamos pasar por las mismas cosas para caer en la cuenta de que Dios camina junto a nosotros.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo y muchas bendiciones para ti y los tuyos.
¡Preciosa reflexión!
ResponderEliminarBendiciones,
Brendaliz
Nice post and this fill someone in on helped me alot in my college assignement. Thanks you on your information.
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