Reflexión: ¿Te identificas con la contienda y sus acciones?
2 de Timoteo 24-26
“Porque el siervo del señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, que con mansedumbre corrijan a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad y escapen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él”
De acuerdo al diccionario contencioso es el que por costumbre contradice o disputa todo lo que otros afirman. Yo digo que contencioso es un ser conflictivo que genera incomodidad en un grupo o comunidad, porque la divide por sus juicios. Es alguien que da pereza frecuentarle, porque no es agradable compartir con quien esta refutando lo que los demás opinan o los está cuestionando siempre. A veces no dejan hablar y se consideran jueces.
Desde la reflexión, la contienda viene a ser un ladrón que debemos aprender a reconocer y a dominar inmediatamente. Es una fuerza peligrosa que aísla y suma malas vibras como dirían hoy los jóvenes.
No es bueno estar a la defensiva todo el tiempo y menos quitarle méritos a los méritos. Lo fundamental es controlar la contienda antes de que ella nos controle a nosotros. Así que la pregunta de hoy es ¿te identificas con la contienda y sus acciones?
La actitud de juicio es una puerta abierta a la contienda. Juzgar lleva a chismes, destruye la armonía, la unidad y nos saca del área de las bendiciones que Dios tiene guardadas para nosotros. Es normal que si alguien nos hiere el enojo surja y no es malo, siempre y cuando no sea ese el director de nuestros actos y nuestro cotidiano sentir. Cuando alguien contiende porque sí, es mejor apartarse y sí somos nosotros los contenciosos miremos hacia dentro y tomemos medidas bajo la dirección de la palabra de Dios...
Amado lector, a veces siendo ya cristianos y aún congregándonos juiciosamente tenemos partes oscuras en nuestro ser que relucen en los momentos y situaciones que ponen a prueba el carácter y proceder como humanos ya sea dentro o fuera de la congregación donde nos enfrentamos al mundo de aparentes temores cristianos... Por eso es mejor estar muy pegaditos del Espíritu santo y no fortaleciendo nuestros instintos.
Dios es amor y misericordia, ama a quienes son rectos y por ello nos enseña a que “sobre toda cosa guardada, guardemos nuestro corazón porque de él mana la vida”. Por ello la importancia de permitirle a Dios y a su Santo Espíritu que actúe y dirija nuestros impulsos de acuerdo a su propósito.
Cuando se presente la tentación de hablar y juzgar a otros pensemos que Dios cambia las cosas a través de la oración y la fe, y no a través de nuestras opiniones y chismes. Recordemos que todo tiene una causa y por ley de gravedad un efecto. No seamos instrumentos de rencilla, seamos instrumentos de amor y sabiduría.
Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
(Mat 7:2).
Autor: Paula Andrea vega
www.levantatusmanos.blogspot.com
Muy buen post.
ResponderEliminarCreo que como hijos de Dios debemos ser reconocidos como pacificadores
Hola Pamela:
ResponderEliminarGracias por tu visita... inscribí tu blog dentro de mis favoritos. Además, desde hace un tiempo me hice seguidor de tu blog. Así, compartiremos experiencias, qué lindo.
Saludos y bendiciones para ti y los tuyos.
:-D
hola queridos lectores.. kenson es veradd, debemos ser pacificos y coscientes de la importaacia de manejar nuestros impulsos...
ResponderEliminary no caer en refutar todo el tiempo porque si..
hay momentos para todo..
bendiciones mil... y gracias por tu visita
Francisco javier.. que alegria tenerte aquí y que seas participe de este espacio.. así mismo estaré muy pendiente de tu blog y te he de enlazar,, por favor haz lo mismo para apoyarnos como comunidad...
ResponderEliminarbendiociones mil..