Reflexión: "Yo no soy como todo el mundo"
Romanos 12:2 “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.” Nuestras acciones van de la mano de la actitud mental que tenemos de las cosas. El niño cree plenamente en que si se tira de lo alto a los brazos de su padre, no se caerá al piso, porque en su corazón y mente está la certeza de que su padre no lo dejara lastimar. Se siente protegido y seguro con solo verlo. Es su manera de pensar . Y él no tiene viciado el corazón, es puro, es inocente, no tiene maldad porque no la conoce. Esto para decir que de la mente alimentada por el corazón dependen nuestras acciones, y de allí parten los miedos, la depresión, la maldad y ataduras mentales. Ser prevenidos, ser agresivos, mentirosos o caer en la banalidad de "No me importa nada, de malas los demás" es el resultado de lo que genera la mente. A veces nos volvemos un caos, armamos torment