PROVERBIOS 12.25


Nada hay más bonito que recibir palabras dulces y de aliento en momentos de confusión y angustia.

Por eso siempre procuremos tener palabras dulces para los que nos rodean, palabras de ánimo y admiración. Porque nunca te imaginas cuanto de eso puede necesitar alguien, una amigo, un hermano, un familiar, un conocido.

Yo personalmente siempre intento no quedarme con lo que siento y admiro, hablo a quien creo que lo necesita para que levante su ánimo y se sienta el ser humano más hermoso de la Tierra.

Tambien he sido imprudente e impulsiva cuando algo me indispone de alguien y eso me ha traído muchos altibajos, y pude haber sido una villana de alguien en algún instante sin imaginarlo o sin quererlo, cosa que me ha enseñado a guardar mis labios.


Es mi costumbre y esencia tener palabras de aliento o dirección y, pasados los años muchos me han dicho que una palabra que les di en algún momento de sus vidas les cambió su camino, les hizo ver el mundo de otra manera.


Palabras que contadas veces puedo recordar porque fue idea de Dios usarme para ese momento, para ese día y esa necesidad y no hay nada que cause más gozo y amor en el pecho, que saber que fuiste parte de la alegría y el crecimiento de alguien.

Las palabras de aliento son agua en el desierto, son armonía para el afligido. Seamos muy cuidadosos con lo que decimos porque eso puede aliviar o matar a alguien.

Abrazos para todos amigos.

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