Reflexion: Eres un mal necesario...


Proverbios 3, 34-35

“Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores y a los humildes dará gracia. Los sabios heredaran honra, más los necios llevarán vergüenza”


Abraham Lincoln, décimo sexto presidente de los Estados Unidos. Introdujo medidas que dieron como resultado la abolición de la esclavitud, trato de reunir rápidamente al país después de la guerra a través de una generosa política de reconciliación tuvo muchisimos logros positivos en su vida. Fue asesinado en 1865 y este fue el primer magnicidio en Estados Unidos.


A este hombre, le preguntaron en cierta ocasión ¿Señor Presidente, porque no cambia usted a ese ministro que se le opone constantemente a todo ? Él respondió con este cuento:

“Hace años pasaba yo por un campo en el cual un campesino araba la tierra. Del arado tiraba un v viejo caballo y sobre su lomo estaba posado un moscardón o también llamado avíspon que yo, de buena gente quise espantarle. El campesino me abrió los ojos y grito -óigame, ni por el patas se le ocurra espantar a ese animal, porque si no fuera por él, este pobre caballo decrepito no se movería ni una sola pulgada-.

¿Hasta que punto nosotros entendemos y aceptamos que para madurar necesitamos seres difíciles a nuestro alrededor?

Siéntate a reflexionar y trata de recordar tus mejores logros, a lo mejor la respuesta será, que se los debes a los opositores, a aquellos que te hicieron la vida difícil, a esos que no soportabas, y te sacaban de tus cabales y no, a aquellos que aprueban todo lo que haces o dices. Por ello, es tan negativo ser víctima y soportar relaciones enfermizas, como evadir cualquier contrariedad.


¿Cuál es la idea entonces?
Orar a Dios para que nos ayude a ver qué asperezas necesitamos para crecer, para madurar y fortalecer nuestra autoestima. Sin buscar escapes. Y también, orar para que nos muestre qué cosas se deben evitar.

En el sendero no hay enemigos porque sí, hay maestros que no tienen idea que gracias a sus acciones y manera de proceder, te están puliendo para recibir esa gigante bendición. Así que bendícelos, toléralos y recuerda que no somos perfectos para tener la moral de juzgar al otro. Por algo se atravesó el fulano o sultano (aquel avispón molesto pero necesario en ciertas etapas de la vida) en tu camino, así que a actuar conforme a lo que manda la sensatez y no los impulsos.


Autor: Paula Andrea Vega
www.levantatusmanos.blogspot.com
www.arteencristo.blogspot.com


Comentarios

  1. Un tema muy acertado, me gustó mucho la anécdota.

    Bendiciones,

    Brendaliz

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  2. Yo le llamo a ese tipo de personas o situaciones...bendición... y pensar que en cierta manera uno mismo se convierte en bendición de otras personas sin darse cuenta...de una u otra manera.

    Saludos Pau...Dios te continue bendciendo

    ResponderEliminar

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